martes, octubre 20, 2009

El milagro de vivir


El  cóndor majestuoso   con sus alas   plegadas,  contempló  el  abismo  donde un pájaro  de acero  se partió  en  dos   para  hacer   temblar  el  silencio de las  cumbres.
 
Estatuas  vivientes  cubiertas  de    nieve  comenzaron  a  articular   sus  miembros   con  gritos y  ayes  ante lo inconmensurable que sacudió el espanto.
 
Más   áspero que el  vino de la  muerte   fue   la  realidad   donde  debían  convocar  pensamientos  acertados  ante    el  infortunio  de  la situación.
 
Días,  horas, meses,    desenlaces  agobiantes    perfilaron     al    vuelo  que los    llevaba   al goce de  un encuentro amistoso,  cruzando  simplemente  la Cordillera  de los Andes,   cordón infausto que tronchó los bríos de la gloria,  diluidos como una moneda  de cara  o seca de la suerte.  
 
El estupor   los  envolvió  de   horror   y  miedo.
Sin  desmembrase,   con la  razón   iluminada  por  un candil de llama   votiva y la  convicción  inalterable  de vida  o  muerte,   comulgaron con la carne y  bebieron  de la  nieve, ante  un rosario  entrelazado   en  sus   manos.
 
Dos de ellos   marcharon con denuedo  para alcanzar  la salvación  que  promete el Señor   seguir   viviendo  más  allá  de  la  muerte  misma.
 
“Sed  humildes  de  corazón “  con esta  premisa   encontraron    la mano tendida    que  los  llevó a la  esperanza  contenida    junto   al   tiempo  de  infinita   desolación.
 
- Vuelve   hacia  nosotros-  dijeron  los    gigantes  de la nieve.
al encontrar al  mas  humilde   de  los  grandes.
 
- Tira   una   piedra sobre  el  río -    le   dijeron- 
En  un   exiguo y arrugado papel  atado a  la  piedra,   se trazó una   historia heroica.
 
-  ¡Sálvanos ! -  Escribieron los  valientes de la montaña.
 
El milagro  fue realidad,  pronto  el rescate  voló  sobre los   extraviados   de los  Andes.
Los   temores    de la  incertidumbre   se diluyeron   ante el rugir de motores  semejantes  al  canto de una  bandada   de pájaros   perdidos,  cuyo  territorio  diametral era  el  lugar     del encuentro.
 
Cuando   fueron rescatados    en   helicópteros   sin alud,  ellos, tan solo dieciséis, que sellaron   el  ópalo secreto de un cementerio  regado   con lágrimas  de   amor,  sumergidos  en  un lago  de  hielo   donde la   muerte  a  cambio de la vida   se  tatuó    en  cada uno de   sus   corazones. 
 
Cuando    todo   se  tornó  en   calma,   el  cóndor  presencial   de  un   conjuro  de    jóvenes  heroicos  ante lo  que se  juzgaba   irremediable,  desplegó  sus alas brillantes  reflejadas  con la  luz  del  sol  y  voló  a  posarse  en el  pico   mas alto  de una nueva   montaña  para   contemplar   el infinito,   allí,   donde  la  razón del  hombre  no alcanza   a  comprender.


5 comentarios:

Catalina Zentner Levin dijo...

Hermoso homenaje a quienes se sostuvieron en la adversidad y le ganaron la batalla a la muerte.

Besos,

Martha Ferrari dijo...

Ya te había dejado mi comentario en Estrellas pero no puedo dejar de felicitarte después de una segunda lectura que me permitió disfrutar de cada detalle de tu narración.
Excelente
Martha Ferrari

Unknown dijo...

Hola Myrtha un gusto venir a tu blog y comentarte, un homenaje sincero a estas personas que subsistieron en Los Andes. Precioso video, abrazos, Julia

Migdalia B. Mansilla R. dijo...

Myrtha de mi corazón, tu sensibilidad siempre a flor de piel y sobrevolando almas.
Un gusto estar aquí contigo.
Besos,
Migdalia

Myrtha Milella dijo...

Gracias amigos queridos por visitar mi blog
besos myrt