martes, junio 30, 2009

Poema


El espanto diluyó el horizonte de la memoria

cerró el camino de tu andar sigiloso


y te volviste pájaro


para volar donde los ojos no alcanzan




Te siento en las madrugadas


pasear callada por tu casa


controlar etérea los objetos


que atesorabas con vehemencia.



Para que no duelan las sombras


pinté un patio diminuto


donde solo cabe la luna


y una rosa fresca con vahos del río.




Sobre tu cama tejida de tiempos


la almohada reposa de sueños


una postal sobre ella descansa


letras cicatrizadas de un niño nieto



Quemé los harapos blanquecinos de la noche


para hacer de ellos cenizas de vientos


inventé un refugio de estrellas


para escuchar el silencio de tus alas.


Myrtha Milella
Mayo 2009

lunes, junio 15, 2009

Ella


Ella, enjugó una lágrima de miel y partió alumbrada por el alba que asomaba


Se fue por los caminos que devoran distancias en serpentinas de tiempos, donde las preguntas de las noches aterran sus desvelos, esperando deslizarse blanca en el cobijo de luz que provocan sus propias incertidumbres


Por tal, deambuló en la vieja casa, palpitó cada uno de los rincones creyendo escuchar en las paredes enhiestas el teclado de aquella antigua máquina de escribir donde hilvanaba sus primeros poemas .


Así…cabizbaja y abandonada en laberintos de vigilias forzadas, sumando sus memorias se arropó en esperas que serán las lumbres de una búsqueda al deseo de arrojar al abismo los miedos de tantas sombras sin sentido.


El río azul salpicó el silencio de sus brumas, sin percibir la bahía de sus ojos cielo, el cansancio de escalar soledades, la nostalgia que colgaba de sus hombros doblados de tanto transitar recuerdos.


Ella era una, regresó a la tierra con una parte de su corazón, la otra, espera la victoria del sol que logre renacerla en lapachos floridos.


Myrtha Milella

miércoles, junio 03, 2009

AÑOS



Veo caer la piel como ropa gastada
el carrusel de la infancia se diluyó entre brumas
ojos que miraban las tormentas
hoy parecen sales de mares cansados.


Huyo del espejo
escondo el documento que me delata
me cubro con vestidos hasta arriba
y me pinto fuerte para tapar la mueca de la rabia.


Invito a mis amigas
al café de los poetas.
a humedecer la boca con gotas de primavera
también ellas tienen olor a tiempo.

Vuelvo sobre mi
recorro la espalda cargada de escombros.
Tenaz a mis espantos bebo a solas
el vino rojo que ahoga mis antojos.
Myrtha Milella
Mayo, 2009