El espanto diluyó el horizonte de la memoria
y te volviste pájaro
para volar donde los ojos no alcanzan
Te siento en las madrugadas
pasear callada por tu casa
controlar etérea los objetos
que atesorabas con vehemencia.
Para que no duelan las sombras
pinté un patio diminuto
donde solo cabe la luna
y una rosa fresca con vahos del río.
Sobre tu cama tejida de tiempos
la almohada reposa de sueños
una postal sobre ella descansa
letras cicatrizadas de un niño nieto
Quemé los harapos blanquecinos de la noche
para hacer de ellos cenizas de vientos
inventé un refugio de estrellas
para escuchar el silencio de tus alas.
Myrtha Milella
Mayo 2009
1 comentario:
hola muy buen dia
pues me gusto tu poema
esta muy biien
me encanto ese patio donde solo cabe la luna.
grandiosos versos
felicidades
un abrazo.
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